«Tranquilo, no es espionaje… es que el gobierno te quiere conocer mejor»; Ley de Telecomunicaciones
DE PRIMERA ……… LA DAMA DE LA NOTICIA
POR ARABELA GARCIA …. 02 DE JULIO DE 2025
Porque si vas a perder tu privacidad, al menos que sea en nombre del amor estatal.
Cada año las lluvias nos sorprenden… como si nunca hubiéramos vivido en el mismo país
Y la sorpresa más grande es que todavía no hay drenaje.
Mientras el gobernador Américo Villarreal Anaya se reúne con la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez Alzúa, para atender las emergencias por inundaciones en el sur del estado, en otra oficina, con aire acondicionado y Wi-Fi de alta velocidad, se cocina algo igual de preocupante, aunque menos mojado: la nueva Ley de Telecomunicaciones.
Nos la venden como una herramienta para mejorar la conectividad, reforzar la seguridad digital y, por supuesto, como un gran paso hacia la «modernización». Pero si escarbamos un poco más allá del discurso oficial, lo que se asoma no es un Estado más moderno, sino un Estado más metiche, más controlador… y más legalmente autorizado para espiarte.
- Acceso estatal a tus datos privados: bienvenida, invasión elegante
Ahora las empresas de telecomunicaciones podrían verse obligadas a entregarle al gobierno tus metadatos, llamadas, ubicaciones y tráfico de internet. Y no, no necesitan una orden judicial, basta con decir «es por tu seguridad».
Así que ya sabes: esa búsqueda que hiciste en Google a las 3:00 a.m. cuando no podías dormir, también la verá el burócrata de turno. Porque al parecer, proteger tus derechos ya no es prioridad, pero saber con quién chateas, sí.
- Monitoreo masivo, pero «por tu bien», claro
Con el viejo truco de la «seguridad nacional», ahora se justificará el espionaje a periodistas, activistas, críticos y a cualquiera que no aplauda con suficiente entusiasmo.
¿Disidencia? ¿Opinión crítica? Tranquilo, ya está anotado. Y como no hay orden judicial de por medio, ni te vas a enterar.
- Neutralidad de la red: ese lujo del que pronto diremos adiós
La ley abre la puerta al control del contenido, del acceso y del flujo de información. ¿Qué significa? Que quizás mañana tu red vaya más lento al abrir medios críticos, pero rapidito si es para ver un mensaje institucional sobre los grandes logros del gobierno.
Internet libre es para países desarrollados; aquí, al parecer, es una amenaza.
- Instituciones débiles, leyes fuertes (para reprimir, no para proteger)
Vivimos en un país donde la corrupción no es excepción, es protocolo. Entonces, darle al Estado acceso sin límites a tus datos es como darle las llaves del banco al ladrón… y pedirle que se porte bien.
- ¿Quién vigila al vigilante?
La respuesta corta: nadie.
La larga: tampoco.
Sin órganos ciudadanos, sin control judicial, sin transparencia real, esta ley convierte al Estado en juez, parte y espía. Y ya sabemos cómo terminan esas historias.
Entre tormentas, saqueos y cinismo
Mientras tanto, volvemos a las lluvias. Porque aunque en Matamoros un hombre murió ahogado por las inundaciones (otra tragedia más que debió prevenirse), se sigue reconociendo «el esfuerzo».
Pero claro, esfuerzo sin presupuesto, sin planeación y con millones desaparecidos, eso también es parte del ADN fronterizo.
Y cuando se propone crear un fondo especial para atender desastres sin tener que andar parchando con dinero de otros rubros, la reacción es típica:
«No hay dinero».
¡Ah, la frase favorita del político mexicano! No hay dinero, pero sí hay camionetas blindadas, nóminas infladas, viajes, viáticos, obras infladas y familiares con cargo público.
Nos quieren vender vigilancia como modernización, saqueo como gestión, y abandono como austeridad.
Pero no, no es que no haya dinero. Hay, pero ya tiene dueño.
Y si dejamos que esta ley avance sin cuestionarla, pronto tampoco habrá privacidad, ni libertad digital.
¿Lo peor? Que probablemente ya saben que estás leyendo esto.
Sugerencias y comentarios arabelagarcia01@hotmail.com