Histórico y doloroso: dictan sentencia en el primer caso documentado de feminicidio en Matamoros
Matamoros, Tamaulipas – 20 de junio de 2025.
Cinco años después del brutal asesinato de Karen Berenice López Benavides, este viernes se dictó sentencia condenatoria en contra de su feminicida, Eduardo “N”, expareja sentimental de la joven matamorense de 27 años.
Karen fue reportada como desaparecida el 30 de agosto de 2020. Su cuerpo fue localizado cuatro días después en un canal de aguas negras, con señales claras de violencia: estaba semidesnuda, atada de manos y con signos de tortura. El hallazgo conmocionó a la ciudad y encendió la indignación de familiares, amigas y colectivas feministas, que desde entonces han sostenido una lucha incansable por justicia.
Este viernes, a las 10:00 de la mañana, en el Palacio de Justicia de Matamoros, el juez declaró a Eduardo “N” culpable del delito de feminicidio, tras un juicio que incluyó seis meses de audiencia oral, más de 48 testigos y pruebas que confirmaron su responsabilidad.
Un caso que marca precedente
Este no es solo un caso más: se trata del primer feminicidio documentado y judicializado como tal en Matamoros, lo que lo convierte en un hecho legal y social sin precedente. La abogada de la familia López Benavides confirmó que la sentencia condenatoria se obtuvo formalmente desde enero, pero fue hasta hoy que concluyó la etapa oral del juicio. La individualización de la pena —cuántos años de prisión enfrentará el feminicida— se dará la próxima semana.
“Esta sentencia marca un precedente de que hay justicia para las mujeres, de que no deben atreverse a violentarlas ni a atentar contra sus vidas”, declaró la abogada.
Cinco años sin Karen, pero con dignidad y justicia
Durante la audiencia, Eduardo “N” nunca pidió perdón, no levantó la mirada ni para ver al juez, ni a la familia de Karen. “Vi cómo su arrogancia se fue desmoronando poco a poco. Hoy puedo decir que se le hizo justicia a mi hija, y se le seguirá haciendo”, expresó con voz firme Margarita Benavides, madre de Karen, entre sentimientos encontrados.
“Él le quitó la vida a mi hija, y la ley le quitó la libertad a él. Mi hija no va a volver, pero él tampoco va a volver a lastimar a nadie”, agregó.
Por su parte, Jonatan, hermano de Karen, señaló que aunque el proceso ha sido largo y doloroso, este momento representa un cierre importante.
“Sabíamos que se tenía que cumplir. Teníamos los datos, las pruebas, y aunque es doloroso, saber que el asesino de mi hermana va a pagar ante la ley nos da algo de consuelo.”
Resistencia y memoria
La sentencia de hoy no solo representa un acto de justicia individual, sino un mensaje firme para toda la sociedad: la violencia feminicida no quedará impune. Afuera del Palacio de Justicia, decenas de personas —familiares, amigas, colectivas feministas y ciudadanos solidarios— se reunieron en una manifestación pacífica para acompañar este momento.
“No estamos celebrando, porque Karen no va a volver. Pero estamos de pie, porque nunca más una mujer debe morir de esta forma sin consecuencias para su agresor”, dijeron las integrantes de una colectiva presente.
El feminicida aún tiene derecho a apelar, como dicta la ley. Pero según la abogada de la familia, las pruebas son contundentes y la responsabilidad, clara.
La historia de Karen no termina hoy. Termina un capítulo de lucha, y comienza uno de memoria, resistencia y justicia. Porque no fue un crimen pasional: fue un feminicidio. Y hoy, por fin, tiene nombre, rostro y condena.