¡Juego 7! No se enoje con los Astros

A los Astros les importa un pepino si la gente está enojada, porque ellos no están aquí para cobrar venganza, no, tipos como José Altuve y Carlos Correa no tienen cara para actuar de villanos (aunque lo sean), su motivación es aclarar un único punto desde la lógica de las victorias, que son buenos jugadores de beisbol.

Han llevado la Serie de Campeonato al juego siete y están en camino de pasar del episodio más vergonzoso en los 58 años de la franquicia, a apenas la segunda remontada de un 0-3 en la historia de los playoffs. En todos sentidos, tienen medio cuerpo fuera de la tumba para volver a la vida y de paso reformar la memoria del muerto, reivindicarla.

Claro que se trata de una reivindicación ante ellos mismos nada más, porque la oficina de Rob Manfred los perdonó desde el día uno y porque el resto del mundo no lo hará nunca, pero para su fuero interno, el de peloteros élite que creyeron que tenían todo para formar una dinastía, lo más importante es recuperar la autoestima, demostrarse que aún pueden jugar y ser valiosos para el deporte.

El hecho de que llegaran a lo más lejos contra Tampa es lo mejor que le puede pasar a la temporada a estas alturas y, es más, si avanzan a la Serie Mundial, la MLB debería estar agradecida con los dioses del diamante, porque las historias para contar a partir del martes serán más dramáticas y el drama es uno de los grandes amigos del rating.

Y para darles el crédito completo, sí, su reivindicación está funcionando. Llegaron a este escenario gracias a que saben jugar a la pelota y al magnífico trabajo de Dusty Baker, pero no lo digo yo, lo dice Memo Celis, a quien me permito citar: «lo más peligroso de los Astros es su experiencia y que Dusty Baker los levantó anímicamente. El manager se adaptó a los tiempos modernos, pero es más que la extensión de una computadora en el dugout, también decide con la corazonada».

Revisemos los números. En esta postemporada Houston tiene a dos jugadores dentro del top cinco en porcentaje (de acuerdo con MLB y al menos 25 AB), a tres dentro del top 5 en impulsadas (misma fuente, mismos turnos), dos en el top cinco de cuadrangulares y, como equipo, están primeros en RBI, primeros en HR y segundos en porcentaje. Es decir, han probado que pueden batear aún sin trampa conocida.

Si nos vamos al pitcheo, ahí es donde han superado las expectativas. Comandados por Valdez, Greinke, Urquidy, Pressly y James (¡y sin Verlander!), los lanzadores de Astros son segundos en strikeouts, segundos en salvamentos y terceros en WHIP (combinación de bases por bolas y hits por entrada); lo que les da el equilibrio suficiente para mantenerle los juegos a su ofensiva y cerrar cuando han pasado apuros.

En resumen, hoy lucen superiores a los Rays que llegaron como favoritos y casi los barren.

Mi consejo para usted es que no se enoje, disfrute, porque quién dice que los Astros no van a ganar la Serie Mundial o quizás la pierdan y eso también tendría su sabor. Por lo pronto nos regalaron la emoción de un juego siete y ni su opinión ni la mía van a cambiar la realidad: hicieron trampa de manera sistemática, pero son peloteros sumamente competentes.

 

 

 

 

 

Información obtenida de: https://www.espn.com.mx/beisbol/nota/_/id/7594165/houston-astros-tampa-bay-rays-alcs-juego-7-mlb