Durante la noche, los datos de rastreo de vuelos mostraron un avión Hercules KC-130J de los Marines de Estados Unidos en el aeropuerto y aterrizando más tarde en Qatar, donde está la base aérea Al-Udeid y el cuartel avanzado del Comando Central del ejército estdounidense. No se observaron más vuelos de inmediato en el espacio aéreo afgano, que ha sido tomado por el ejército estadounidense ante la paralización de los vuelos comerciales en el país.

El lunes, miles de afganos acudieron al principal aeropuerto de Kabul, y algunos estaban tan desesperados por escapar de los talibanes que se aferraron a un avión militar durante el despegue y fallecieron al precipitarse. Al menos siete personas perdieron la vida durante el caos, dijeron las autoridades estadounidenses.

Miles de personas resultaron heridas en los combates en Afganistán, explicó el Comité Internacional de la Cruz Roja. Las fuerzas de seguridad y los políticos entregaron sus provincias y bases sin oponer resistencia, probablemente creyendo que el experimento occidental de dos décadas para reconstruir la nación no sobreviviría al resurgimiento de los talibanes. Los últimos soldados estadounidenses tenían previsto retirarse a final de mes.

“El mundo está siguiendo los acontecimientos en Afganistán con el corazón apesadumbrado y una profunda inquietud por lo que está por venir”, declaró el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Un resuelto Joe Biden dijo el lunes en la noche que se reafirmaba “totalmente” en su decisión de sacar a los soldados de Estados Unidos del país y reconoció que las imágenes de lo que se vive en Kabul eran “desgarradoras”. El presidente declaró que enfrentaba la elección entre cumplir el acuerdo de retirada negociado previamente o enviar miles de soldados más para iniciar una tercera década de guerra.

“Tras 20 años, he aprendido por las malas que nunca hay un buen momento para retirar a las tropas estadounidenses”, dijo en un discurso televisado desde la Casa Blanca.

El diálogo parecía continuar entre el Talibán y varios funcionarios del gobierno afgano, incluyendo el expresidente Hamid Karzai y Abdullah Abdullah, que en su día encabezó la delegación de Kabul en las negociaciones. El presidente Ashraf Ghani huyó del país durante el avance insurgente y se desconoce su paradero.