Vestigios de los rituales humanos más antiguos de Asia y una roca-totem encontrados en una cueva de Galilea
En las profundidades de Galilea en el actual Israel, un descubrimiento arqueológico sin precedentes está revelando nuevas perspectivas sobre los primeros habitantes del continente asiático. La cueva Manot, localizada cerca de la frontera con Líbano, ha proporcionado evidencia de reuniones ritualísticas hace 35.000 años, convirtiéndose en un testimonio único de las prácticas sociales y espirituales de los primeros seres humanos modernos.
Este hallazgo, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, marca un hito en la investigación antropológica. Liderado por tres investigadores israelíes, el proyecto contó con la colaboración de académicos internacionales, incluyendo un equipo de la Escuela de Medicina Dental de Case Western Reserve University (CWRU), que ha trabajado en el sitio durante más de una década.
Desde su descubrimiento en 2008, cuando trabajadores construían un complejo residencial en un resort montañoso, la cueva Manot ha sido un tesoro arqueológico. Utilizada como espacio de vivienda por Neandertales y Homo sapiens en diferentes épocas, la cueva ofrece una ventana única al contacto y posible interacción entre estas dos especies. En 2015, los investigadores de CWRU identificaron un cráneo de 55.000 años de antigüedad con características mixtas de Neandertal y humano moderno, una evidencia tangible del cruce genético entre ambas especies.
Localización del yacimiento, plano de la cueva con las zonas excavadas y principales hallazgos. (A) Localización de la cueva de Manot y otros yacimientos paleolíticos con objetos grabados. (B) Horizontes arqueológicos en la zona de mayor actividad a la entrada de la cueva (Zona E). (C) Plano de la cueva con las zonas excavadas marcadas. El recinto ritual está marcado con un círculo rojo trazado. (D) Localización del peñasco con sus marcas geométricas. (E) Cuerno de gamo persa extraído de la cámara «oculta» del sur, junto a la entrada de la galería. (F) Sección transversal de la cueva. Obsérvese que la galería se encuentra en la parte más profunda de la cueva. Los números (1, 2, 3) indican la ubicación de los principales grupos de estalagmitas. Crédito: Omry Barzilai et al.
Aunque la entrada de la cueva sirvió como área habitacional, el descubrimiento reciente en su sección más profunda, ocho niveles bajo la superficie, sugiere un uso muy diferente. En este espacio oscuro y cavernoso, los investigadores han encontrado indicios de actividades rituales, marcando una distinción clara entre la vida cotidiana y los actos simbólicos o espirituales.
El centro de atención en esta caverna es una roca grabada conocida como la “roca tortuga”. Colocada deliberadamente en un nicho natural, su superficie presenta un diseño tridimensional similar al caparazón de una tortuga. Según Omry Barzilai, arqueólogo de la Universidad de Haifa y de la Autoridad de Antigüedades de Israel, la ubicación de esta roca sugiere su importancia como un posible objeto de culto o tótem espiritual. Su posición especial, lejos de las actividades diarias, apunta a un significado simbólico profundo, afirmó Barzilai.
El entorno natural de la caverna, con una acústica que favorece los sonidos resonantes, también sugiere que podría haber servido como un espacio de reunión para grandes grupos. Además, la presencia de cenizas de madera en las estalagmitas cercanas indica que los habitantes prehistóricos utilizaron antorchas para iluminar el espacio, un esfuerzo que subraya la importancia del lugar en sus prácticas sociales.
Un aspecto destacado del proyecto es la colaboración interdisciplinaria que ha permitido desentrañar los secretos de la cueva. La participación de la Escuela de Medicina Dental de Case Western Reserve es especialmente notable. Desde 2012, bajo el liderazgo de Jerold Goldberg, entonces decano de la facultad, se destinó un presupuesto anual de $20.000 durante una década para apoyar la investigación de estudiantes de odontología en Manot.
La contribución de estos estudiantes es crucial en excavaciones arqueológicas como esta, ya que su formación en anatomía les permite identificar rápidamente fragmentos óseos entre las rocas. Según Mark Hans, profesor y presidente de ortodoncia en la escuela, los dientes, debido a su dureza, suelen ser los elementos mejor conservados en esqueletos antiguos. La odontología tiene un papel fundamental en la antropología, especialmente en el estudio del crecimiento y desarrollo facial humano, explicó Hans.